El temps retrobat

En un París asolado por la Primera Guerra Mundial, el protagonista de la obra comprende de qué manera puede hacer revivir el tiempo pasado

Después de una larga estancia en un sanatorio, el protagonista vuelve a París y se encuentra con una ciudad que vive pendiente de los frentes de guerra y que de noche está completamente a oscuras. En un paseo nocturno coincide por casualidad con el barón de Charlus, con quien mantiene una larga conversación. Después de despedirse, irá a parar en lo que le parece ser un hotel pero que en realidad es un burdel masculino. Allí verá, a escondidas, como el señor de Charlus está encadenado y se hace azotar voluntariamente.

Terminada la guerra, en un baile en casa del príncipe de Guermantes, el protagonista reencuentra, muy envejecidos, a muchos de los personajes que ha ido conociendo en las últimas décadas. El paso del tiempo aparece pues encarnado en los cambios físicos de hombres y mujeres que él había frecuentado. Allí mismo tiene una revelación: como en otros tiempos el sabor de un magdalena lo transportó a su infancia, ahora, un adoquín en el palacio de los Guermantes le recuerda otro momento, más cercano, de su pasado. Se da cuenta entonces que puede convocar estos túneles de la memoria que le llevan a revivir el pasado y que la mejor manera de reencontrar ese pasado es recreándolo a través de la literatura que, en definitiva, será “la vida realmente vivida”. Es la manera de recobrar el tiempo perdido.


En ocasión del centenario de En busca del tiempo perdido, la novela más emblemática de Marcel Proust, ofrecemos siete recitales (uno por cada uno de los siete volúmenes que forman la obra) a partir de la traducción y selección de textos de Josep Maria Pinto. Las sesiones, bajo la dirección de Jordi Bosch, cuentan con el acompañamiento de piano y violín.

Escrita entre 1908 y 1922, la obra de Proust funda, junto con el Ulises de James Joyce, la nueva narrativa del siglo XX y trastoca de un modo irreversible la forma de narrar el tiempo, el espacio y el yo a partir de lo que él mismo llamó 'memoria involuntaria'.

Se puede a presencialmente a las siete sesiones del espectáculo en l'Espai Lliure el primer día de emisión.