Concurso de malos talentos

La compañía José y sus Hermanas (Explore el Jardín de los Cárpatos) invita a les generacions Millennial y Z a imaginar con las herramientas del legado teatrals futuros utópicos y mejores. Si has pensado en crearte un onlyfans para pagar la carrera, este es tu espectáculo.


En una época en la que “todo es performance”, José y sus Hermanas investiga maneras de imaginar otras formas de vivir con las herramientas teatrales. Sus miembros reproducen escenas que ya han repetido antes, escenas recurrentes, una tras otra. Repiten lo mismo pero con cambios para poder hallar otras posibilidades. Puro oficio. En el teatro y en la vida.

Concurso de malos talentos es un espectáculo - lectura teatral - concierto - procesión - ensayo en el que la compañía se entrena en un centro de bajo rendimiento. El dispositivo escénico-plástico que propone el espectáculo, sin proyecciones de vídeo en esta ocasión, apuesta por entender la caja escénica como una caja mágica reveladora de sorpresas. En esta nueva aventura colectiva, se incide en el lenguaje visual ya que la imagen funciona a menudo como estimulante de grandes cambios. José y sus Hermanas se lanza a estos futuros como si fueran escenarios en potencia para especular sobre qué había antes y con el deseo de conocer, ser y habitar lo que ocurrirá después.

Las generaciones Millennial, Z y X empiezan a mostrar los síntomas de un sistema de hipereficiencia: las relaciones entre el tiempo productivo y el de consumo no sólo han caducado, sino que también se resignifican a gran velocidad. Las nuevas generaciones adultas manifiestan este cambio de paradigma que se opone a las antiguas demandas impuestas. Dan valor a conceptos como perder el tiempo, vagar o habitar la incertidumbre. Esta propuesta tiernamente radical pretende olvidar activamente el éxito y las demandas de progreso dejando espacio a otras maneras de actuar, estar y disfrutar. En el teatro y en la vida.

"Lo de usar un soneto de Shakespeare ya lo ha hecho Tiago Rodrigues. Lo de tener a la policía de actores ya lo ha hecho Tania Bruguera. Lo de tener un toro en escena ya lo ha hecho Romeo Castellucci. Lo de sonorizar sólo con techno ya lo han hecho Gisèle Vienne y Michele Rizzo. Lo de hacer que las butacas del teatro sean para leer ya lo han hecho Rodrigo y el Conde. Lo de esperar a que el tiempo pase para divertirnos ya lo ha hecho Samuel. Lo de negar a nuestras madres ya lo ha hecho Angélica Liddell..."
_Ignacio de Antonio Antón


LA CRÍTICA HA DICHO...

“Una sugerente performance teatral inclasificable de buen talento. Con Concurso de malos talentos sigue la experimentación y la ruptura de todas las barreras posibles, combinadas con referencias teatrales clásicas e incluso distantes en el tiempo. Fuera pantallas, las pantallas están muertas, ¡vivan los telones! Fuera guitarras electrónicas, mueran las guitarras electrónicas, ¡viva la gralla! Fuera tablets, móviles y lectores digitales. Muertas las tablets, los móviles y los lectores digitales, ¡viva el libro de papel... y si el libro quema y saca humo, cuando habla de García Lorca, todavía más! (...) Aquí, la sorpresa es el exceso físico de cada una de las cuatro actrices y del actor que configuran el reparto. El sudor, tal como suena, no es una metáfora sino una realidad. El encapsulamiento de los cuerpos en las siliconas culturistas es un riesgo incluso para la circulación respiratoria. Si se quiere hacer teatro del bueno, como dicen los cinco, también hay que sudar de verdad.”
Andreu Sotorra – Clip de teatre

"José y sus Hermanas están desbrozando el camino a las compañías de artistas que rozan los 30 años. Se saben afortunadas porque han tenido a su alcance prácticamente todas las oportunidades disponibles. Pero a su vez van reconociendo que los ideales de triunfo absoluto son una utopía-Rosalía. [...] Aquí demuestran, desde una nueva indefinición en las formas, un excelente dominio de la pausa. Es un juego teatral muy bien ejecutado, cargado de intuición. Equilibrado entre las cinco componentes. Con muchas más capas que la que, aparentemente, se ve. En esta confluencia respiran un bilingüismo estructural, una hibridación natural, nada forzada. [...] Terminada la obra, toda la familia de espectadores se pregunta qué ha ocurrido. No está la voz única e implacable de Angélica Liddell (Caridad, The Scarlet Letter); no está la contundencia de Romeo Castelluci (Bros) o de Jan Fabre (Belgian rules). Están ecos de todo un poco en un carnaval desfasado, pasado pel tamíz de la cobla y los sintetizadores. La confusión es el adobe de la creación y ésta queda sembrada, y muy bien arraigada, tanto entre los espectadores más jóvenes como en los más adultos. [...] Visto desde el público, es un trabajo fértil, una compañía que no amodorra, que lejos de bloquearse, interesa seguir su trayectoria."
Jordi Bordes – El Punt Avui